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El Origen de nuestra Pasión por los Clásicos se remonta a la niñez a finales de los años 70 en las
vacaciones de verano que pasábamos en familia en Espot, población del pirineu català en la
comarca del Pallars Sobirà, fueron unos años inolvidables para mí y mis hermanos Ramón y
Laura. El protagonista y centro de atención de las vacaciones era un Jeep Willys M38 de 1951
versión militar que mi padre mecánico de profesión y de vocación compro para repararlo y hacer
excursiones por la montaña. El Willys había pasado sus últimos años en una base militar
americana en España hasta que fue abandonado dentro de una nave llena de viejos Jeeps.
A mi padre Ramón ya le gustaban y le gustan los coches americanos pues en su juventud había
tenido una preciosa FORD F100 de 1955 con la que enamoró a mi madre Joana. La F100 fue un
regalo de una empresa americana de prospecciones petrolíferas que estuvo unos años por la
comarca del Anoia buscando petróleo sin éxito.
El Willys tenía el motor roto y en aquellos tiempos aquí en España no entraba de importación ni
junta ni pistón, la única opción y más económica era un motor Barreiros 4 cilindros atmosférico
que funcionaba de maravilla con su característico “tembleque”. También se reparo la dirección,
se repararon y mejoraron los frenos añadiendo un servofreno de Ebro, se arregló la chapa con
varias horas de chapista, se montaron un juego de neumáticos nuevos y para finalizar una mano
de pintura, esta era obligada pues circular con pintura militar era sólo para los profesionales del
régimen. Todo el trabajo de restauración se realizo en días de fiesta y dejaron al viejo cacharro
como salido de fábrica.
Pasábamos las vacaciones haciendo excursiones con el Willys por todo el pirineo recorriendo lagos, pistas de esquí, pueblos,
pueblecitos, masías y refugios, raro era el día que hacíamos más de 10 km por asfalto. El polvo, los caminos y una cesta de
mimbre con la comida y merienda eran nuestros anfitriones de viaje junto con la guía Alpina. Ésta que comprábamos el primer
día en la librería de Espot quedaba llena de rayones y tachaduras a final de vacaciones, no había un camino que se nos resistiera
por más piedras y troncos que tuviera.
Con el paso de los años en el taller de camiones Pegaso de mi padre pasaron varios clásicos
que reparaba como hobby, incluidas 6 Harley-Davidson pertenecientes a la escolta del General
Francisco Franco que fueron restauradas y vendidas fuera de España. En la década de los 80
se especializó en la restauración de coches militares americanos que compraba en subastas
del ejército, principalmente en Torrejón de Ardoz. Willys MB,M38,CJ-3A, Dodge ¾, Jeep Kaiser
M-715, CJ-5, Pick-up’s de todas marcas y modelos y más. Los fines de semana era una
gozada ir al taller de mi padre y jugar con esos viejos cacharros que parecía más que estaban
en la lista de espera de las mandíbulas de una trituradora de chatarra, que no a la espera de
una nueva vida. Fueron más de 60 vehículos militares los que pasaron por las manos de mi
padre. El taller estaba lleno de utillajes para hacer todo tipo de piezas, principalmente de
Willys, desde el pedal del gas pasando por todos los paneles de la carrocería, la puerta
abatible trasera, cajas de dirección fabricadas nuevas y más. Los jeeps quedaban preciosos e
iguales a los que salían de fábrica en su época.
En paralelo al negocio familiar de reparación de maquinaria pesada de obras, hemos seguido
hasta hoy junto a mi padre Ramón que nos enseño a valorar esos viejos cacharros,
restaurando y reparando clásicos de todo tipo, Mercedes Benz, Chevrolet, Cadillac, Triumph,
Ford, Rolls Royce, GMC, Dodge, Jeep y todos aquellos clásicos que nuestros amigos y clientes
han dejado en nuestras manos para con profesionalidad, capacitación, rigor y responsabilidad
satisfacer sus expectativas.
Toni Pujol, Agosto 2011
vacaciones de verano que pasábamos en familia en Espot, población del pirineu català en la
comarca del Pallars Sobirà, fueron unos años inolvidables para mí y mis hermanos Ramón y
Laura. El protagonista y centro de atención de las vacaciones era un Jeep Willys M38 de 1951
versión militar que mi padre mecánico de profesión y de vocación compro para repararlo y hacer
excursiones por la montaña. El Willys había pasado sus últimos años en una base militar
americana en España hasta que fue abandonado dentro de una nave llena de viejos Jeeps.
A mi padre Ramón ya le gustaban y le gustan los coches americanos pues en su juventud había
tenido una preciosa FORD F100 de 1955 con la que enamoró a mi madre Joana. La F100 fue un
regalo de una empresa americana de prospecciones petrolíferas que estuvo unos años por la
comarca del Anoia buscando petróleo sin éxito.
El Willys tenía el motor roto y en aquellos tiempos aquí en España no entraba de importación ni
junta ni pistón, la única opción y más económica era un motor Barreiros 4 cilindros atmosférico
que funcionaba de maravilla con su característico “tembleque”. También se reparo la dirección,
se repararon y mejoraron los frenos añadiendo un servofreno de Ebro, se arregló la chapa con
varias horas de chapista, se montaron un juego de neumáticos nuevos y para finalizar una mano
de pintura, esta era obligada pues circular con pintura militar era sólo para los profesionales del
régimen. Todo el trabajo de restauración se realizo en días de fiesta y dejaron al viejo cacharro
como salido de fábrica.
Pasábamos las vacaciones haciendo excursiones con el Willys por todo el pirineo recorriendo lagos, pistas de esquí, pueblos,
pueblecitos, masías y refugios, raro era el día que hacíamos más de 10 km por asfalto. El polvo, los caminos y una cesta de
mimbre con la comida y merienda eran nuestros anfitriones de viaje junto con la guía Alpina. Ésta que comprábamos el primer
día en la librería de Espot quedaba llena de rayones y tachaduras a final de vacaciones, no había un camino que se nos resistiera
por más piedras y troncos que tuviera.
Con el paso de los años en el taller de camiones Pegaso de mi padre pasaron varios clásicos
que reparaba como hobby, incluidas 6 Harley-Davidson pertenecientes a la escolta del General
Francisco Franco que fueron restauradas y vendidas fuera de España. En la década de los 80
se especializó en la restauración de coches militares americanos que compraba en subastas
del ejército, principalmente en Torrejón de Ardoz. Willys MB,M38,CJ-3A, Dodge ¾, Jeep Kaiser
M-715, CJ-5, Pick-up’s de todas marcas y modelos y más. Los fines de semana era una
gozada ir al taller de mi padre y jugar con esos viejos cacharros que parecía más que estaban
en la lista de espera de las mandíbulas de una trituradora de chatarra, que no a la espera de
una nueva vida. Fueron más de 60 vehículos militares los que pasaron por las manos de mi
padre. El taller estaba lleno de utillajes para hacer todo tipo de piezas, principalmente de
Willys, desde el pedal del gas pasando por todos los paneles de la carrocería, la puerta
abatible trasera, cajas de dirección fabricadas nuevas y más. Los jeeps quedaban preciosos e
iguales a los que salían de fábrica en su época.
En paralelo al negocio familiar de reparación de maquinaria pesada de obras, hemos seguido
hasta hoy junto a mi padre Ramón que nos enseño a valorar esos viejos cacharros,
restaurando y reparando clásicos de todo tipo, Mercedes Benz, Chevrolet, Cadillac, Triumph,
Ford, Rolls Royce, GMC, Dodge, Jeep y todos aquellos clásicos que nuestros amigos y clientes
han dejado en nuestras manos para con profesionalidad, capacitación, rigor y responsabilidad
satisfacer sus expectativas.
Toni Pujol, Agosto 2011
Adhesivo que se ponía en la
década de los 80 a los vehículos
restaurados por mi padre.
década de los 80 a los vehículos
restaurados por mi padre.
Fotos:
-Caminos por donde íbamos a diario.
-Jeep aparcado en el Hotel Saurat donde nos
hospedábamos con Laura en el asiento trasero.
-Los reyes magos también necesitaron el Willys para
llegar a Igualada.
-Jeeps y Dodge 3/4 en el patio del taller a la espera
de ser restaurados.
hospedábamos con Laura en el asiento trasero.
-Los reyes magos también necesitaron el Willys para
llegar a Igualada.
-Jeeps y Dodge 3/4 en el patio del taller a la espera
de ser restaurados.
